La primera representación artística sobre el encuentro -no conquista, por favor- entre Europa y América se encuentra en el Rijksmuseum de Amsterdam. Pertenece al pintor Jan Mostaert y fue realizado poco más de 40 años después de que Colón llegara al Nuevo Continente.
Su creación temprana evidencia la importancia del vínculo entre el viaje y pintura paisajística. El autor nunca había visto lo que representaba, la construcción imaginada de un paisaje lejano, de unas tierras que agitaban en la población europea el interés por lo exótico, y que impulsó su voluntad de visibilizar aquello que se leía en los relatos de misioneros y conquistadores. El cuadro destaca por utilizar un fondo paisajístico para representar un tema histórico en lugar de uno religioso o mitológico, como era habitual. La imagen muestra a la población indígena desnuda, dispuesta con armas rudimentarias a enfrentarse a los españoles, equipados con cañones.
Podemos afirmar que la imagen es fruto de la imaginación del autor, porque en escasos cuarenta años tras la conquista de América, prácticamente no había documentos visuales sobre el evento. Su estilo tiende a reproducir la tradición paisajística europea, introduciendo detalles considerados exóticos, como papagayos y monos, muchos de los cuales habían sido traídos por los propios navegantes como regalo a sus soberanos.