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1.Capacidad y facilidad que tienen algunas personas para crear o inventar cosas nuevas y admirables o para realizar alguna actividad de forma imaginativa y brillante.
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2.Rasgo que caracteriza a una persona o cosa que es genial.
Cierto día, en la Residencia de Estudiantes de Madrid, mi compañero y no obstante amigo Francisco J. Torres de Lizaur (nombre aristocrático que acompaña su porte natural) me habló de la matemática Emmy Noether. Hoy, día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, mi texto está dedicado a ella.
Hay personas que están destinadas a la grandeza y no lo saben, la vida les va llevando por diversos caminos y, sin planteárselo, llegan a ser genios. Otras, sin embargo sí lo saben, pero sus caminos no están marcados sino llenos de obstáculos. Así que deben esforzarse doblemente por conseguir que las circunstancias les permitan llegar a aquello para lo que creen que están destinados. Quizá Emmy Noether era una mujer destinada a la grandeza matemática, o tal vez su empeño fue lo que le llevo a ser una entre dos mujeres de las que asistieron, entre miles de hombres, a la Universidad de Erlangen-Núremberg. A Noether se le permitió asistir como oyente a las clases, no sin contar previamente con el permiso de cada uno de los profesores a cuyas clases asistía. A pesar de las dificultades, consiguió doctorarse en matemáticas en 1907.

Tal fue su éxito en el Instituto de Matemáticas de Erlangen que le llevó a colaborar con científicos de la talla de Ernst Otto Fischer, Hermann Minkowski, Felix Klein y David Hilbert, a quien había conocido en Göttingen. En el Instituto de Matemáticas en Göttingen trabajó junto a Klein y Hilbert en la teoría de la relatividad general de Einstein. Superando todos los obstáculos presentó, en 1918, lo que se conoce como «Teorema de Noether.»
Sus trabajos fueron alabados incluso por Einstein que en una carta a Hilbert, en 1918, se refirió a sus ideas como «pensamiento matemático penetrante». El profesor Hilbert la invitó a impartir clases en la Universidad, aunque no consiguió llevarlas a cabo por la oposición del profesorado masculino y únicamente le permitieron acceder a un puesto no oficial de profesora asociada, así que durante años estuvo dando clases sin recibir remuneración ni reconocimiento alguno. Su condición de judía tampoco ayudaba y pese a que sus trabajos sobre álgebra la llevaron a exponer sus teorías por centros académicos de Moscú, Frankfurt y Zurich, además de recibir con Emil Artin el premio Ackermann-Teubner en matemáticas, en abril de 1933 se le negó el permiso para impartir docencia en la Alemania nazi.

Dadas las circunstancias, en septiembre de ese mismo año aceptó un puesto de profesora invitada en el Bryn Mawr College y emigró a los Estados Unidos. Allí parecía abrirse camino, sin embargo, esta mujer en un mundo de hombres tuvo un amargo final; en abril de 1935 se sometía una cirugía para extirpar un tumor uterino, muriendo a causa de una infección postoperatoria.
¿Qué hizo Emmy Noether? Nos mostró una nueva forma de entender nuestro universo: “Noether nos mostró que detrás de “las leyes” físicas, los principios de conservación y las propias interacciones subyace una profunda y bella verdad. La verdad es que todo es simetría”. Aquí nos lo relatan maravillosamente en Cuentos Cuánticos.